¿Por qué en Finlandia no hay corrupción?

14 Oct

Para luchar contra la corrupción, en Finlandia han desarrollado un sistema con ocho puntos clave:

  1. Cada compra del Estado debe estar justificada como la más barata para el gobierno, desde un edificio hasta un sacapuntas. Además, se deben presentar tres facturas mínimas para poder demostrar que se escogió la más baja. Por si fuera poco, un juez puede determinar que si habían tres facturar, se eligió la más baja, pero estas facturas no estaban a precio de mercado, la Administración actuó de forma ilícita.
  2. Cualquier movimiento (menos los de seguridad nacional) de la Administración pública es público. Desde la contratación de alto personal cualificado hasta las horas de entrada y salida de las señoras de la limpieza. Nadie puede negarse a facilitar esta información a los ciudadanos, a cualquier ciudadano.
  3. La transparencia total en las cuentas de los privados. Puedes saber – además usando solo tres SMS del móvil – ya sea la nómina de tu vecino o del CEO de Nokia.
  4. En Finlandia no hay alcaldes sino ‘Consejos municipales’. Estos son elegidos en las urnas y ellos contratan a un ‘City manager’ (que suele ir propuesto en la campaña electoral) y que puede ser despedido sino cumple con sus obligaciones. Además, este ‘Consejo’ está formado por ciudadanos de a pie, cosa que ha demostrado que hace que los sueldos fijados a los ‘City manager’ estén a precio de mercado.
  5. Ausencia de partidocracia ministerial. Los altos cargos del gobierno son funcionarios de carrera que han llegado hasta allí a base de superar pruebas objetivas y reunir méritos y estudios.
  6. Finlandia se articula de forma colegiada. Para evitar la propagación de la corrupción no se concentra el poder en una sola persona. Por ejemplo, en lugar de que el Presidente o Primer ministro sean las personas con mayor poder de decisión es el ‘Consejo de Ministros’ quien obtiene ese privilegio y por lo tanto quien acaba dictando las últimas órdenes en base al consenso y el diálogo.
  7. El principio de libre acceso a los altos cargos públicos. En el mundo existen diversos modelos – más populares que este – donde se crea una elite que es la única capaz de acceder al poder. En Francia solo pueden ser altos cargos las personas con determinados estudios, en determinadas escuelas. En Estados Unidos solo pueden llegar las personas o grupos que consiguen los suficientes fondos económicos y en España se asciende dentro del partido, al margen de la elección democrática.

Finalmente, dos conceptos juntos: la proporcionalidad en el castigo y el ostracismo moral. Cuando una persona comete una infracción la multa es proporcional a sus ganancias. Por otro lado, el verse envuelto en estos temas – especialmente los políticos – genera un ostracismo de la sociedad hacia la persona en cuestión. Está muy mal visto por la gente, y son temas que les tocan la moral.

Este texto es un extrato propio de un trabajo de la Universidad, ¿Creéis que esto podría aplicarse en España? Sinceramente lo duda mucho, aunque ojalá.

Deja un comentario